viernes, 20 de diciembre de 2013

CANNABIS, INFORMACION GENERAL



El cannabis ha sido considerado a veces como una droga relativamente menos peligrosa que otras, y además se la ha buscado por sus efectos terapéuticos como el analgésico. Sin embargo, nuevos estudios han demostrado los efectos adversos en la salud mental del cannabis a medio-largo plazo.

Hace 50 años, la Organización Mundial de la Salud llegó a la conclusión de que el uso del cannabis era peligroso física, mental y socialmente, pese a ello hoy nos encontramos ante un fenómeno de tolerancia social en el que el consumo de cannabis se ha desdramatizado y desmitificado.

En cuanto a los efectos físicos, después del consumo se produce lo que se conoce como “borrachera cannábica”, caracterizada por sequedad en la boca, ojos rojos, taquicardia, aumento de la tensión arterial, descoordinación, risa incontrolada, somnolencia, percepción distorsionada, dificultad de coordinación y de reacción…

Además, el consumo más frecuente es mezclado con tabaco, fumado sin filtro y con largas caladas, lo que también podría incrementar la frecuencia de problemas pulmonares como bronquitis crónica, enfisema pulmonar o cáncer de pulmón. Además, su efecto broncodilatador potencia la absorción de sustancias tóxicas.  También, como consecuencia de la taquicardia y el aumento de la presión arterial puede provocar patologías cardiovasculares como arritmias.

Por si fuera poco, cada vez más datos advierten de la implicación del cannabis en accidentes de tráfico y de su papel como puerta de entrada hacia otras drogas más “duras”.

Entre las consecuencias de consumo de cannabis a largo plazo se encuentra el deterioro de la memoria a corto plazo (de sucesos recientes) que dificulta la realización de tareas complejas. También hablamos del Síndrome amotivacional caracterizado por la apatía, la falta de energía y la desgana para hacer cualquier actividad prologada que requiera atención o tenacidad. Todo ello, desemboca en la dificultad para el aprendizaje y el abandono de los estudios antes de tiempo. Algunos trabajos apuntan a que estas capacidades cognitivas se pueden recuperar en parte al abandonar el hábito y salir de la intoxicación crónica que sufren los fumadores habituales, pero otras investigaciones señalan que quedan importantes secuelas en algunas áreas cerebrales.

En consumidores crónicos de cannabis pueden aparecer incluso episodios psicóticos repetidos como alucinaciones, cambios conductuales y agresividad, que pueden desembocar en esquizofrenias.

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