En un estudio reciente se realizó un seguimiento de 1601 estudiantes de
entre 14-15 años durante 7 años, se llegó a la conclusión que fumar marihuana
diariamente aumentaba el riesgo de sufrir ansiedad y depresión, sobre todo en
mujeres. Otro estudio realizado con jóvenes encontró que el uso precoz de
cannabis aumentaba el riesgo de intentos de suicidio, así como el riesgo de
ideación suicida.
El cannabis es la droga ilegal más consumida en el mundo. En la última
década su consumo ha aumentado de forma considerable, especialmente entre
adolescentes y jóvenes, siendo la edad de inicio cada vez más temprana.
De modo que bajo la apariencia del cannabis de sustancia “curativa”, existen
una larga lista de efectos adversos irreversibles, no sólo para la salud
física, sino también para la salud mental que afectan al ámbito cotidiano,
laboral, social, afectivo y emocional de la persona, condicionando por completo
su vida.
Por lo tanto, no podemos olvidar que el cannabis sigue siendo una droga y
que no podemos desmitificar como tal.
Por lo que creo que hay que realizar una fuerte campaña informativa sobre
todo a nivel escolar, ya que los adolescentes son el colectivo más afectado por
dichas consecuencias del consumo de cannabis, puesto que empiezan a consumir
desde la inexperiencia, creyendo que el cannabis es algo bueno, que solo
provoca efectos positivos como la relajación, la evasión de los problemas, la
mejora en las relaciones sociales, etc. Pero pasan por alto lo negativo del
consumo de droga en jóvenes (por quitarle importancia), sobre los cuales las
consecuencias del consumo no solo son
negativas, sino irreparables.
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