Las drogas, todas las drogas,
presentan una doble cara. Primero aparecen con la imagen positiva,
favorable y que tanto atrae a jóvenes y mayores. Posteriormente, esa
cara desaparece. Rápidamente las drogas empiezan a mostrarse tal como
son: dolor, problemas, infelicidad y múltiples trastornos.
En
esta dualidad que las drogas presentan reside parte de la potencial
dificultad para evitar que nuevas personas las consuman y abusen de
ellas. Si desde al principio, la cara imperante fuera la negativa, el
atractivo y mística que rodea el mundo de las drogas desaparecería.
En
muchos sentidos el proceso de adicción ha sido comparado con el de
entablar una relación; pero en este caso se trataría de una relación
desdichada. A medida que atravesamos las sucesivas etapas, el compromiso
se intensifica y la influjo que ejerce sobre el adicto se vuelve más
fuerte.
Enamoramiento
Si
el primer contacto con las drogas ha sido agradable, se produce un
enamoramiento y una atracción apasionada de volver a consumir. Esta
percepción distorsionada provoca emoción o euforia lo que hace que
aumente la probabilidad de repetir las conducta de consumo. Se produce
un cambio en el estado de ánimo que genera encandilamiento al igual que
cuando uno se enamora.
Luna de miel
Al
aprender en la etapa anterior que es posible obtener alivio o placer a
través de la sustancia o conducta la persona puede verse impulsada a
recurrir a ella como método de afrontamiento. Durante esta fase, el
futuro adicto experimenta todas las gratificaciones y ninguna de las
consecuencias negativas: siente que ejerce control, que la actividad es
inofensiva y que él la merece.
Traición
Lo
que uno experimenta durante la luna de miel no tarda mucho en
desaparecer y con el paso del tiempo es traicionado. Así, además del
deterioro en las principales facetas de la vida, es muy probable que el
adicto hace cosas que normalmente no haría para mantener su adicción. La
traición es real y el declive comienza.
En la ruina
Ahora
el adicto debe consumir cada vez más para preservar los efectos
positivos de la adicción y evitar los negativos. Está desarrollando
tolerancia. La adicción sigue manteniéndose como estilo de afrontamiento
con lo que los problemas lejos de resolverse se acrecientan más.
Aprisionados
El
adicto llega a un estado de desesperación en su relación con la
sustancia o actividad adictiva, dejando de lado todo lo demás. Se
comporta de manera cada vez más impulsiva e incontrolada, preso de su
adicción. Esta etapa de la relación es un descenso a la desesperación.
El servilismo ante las drogas no permite tregua y esta espiral tiende a
autoperpetuarse, a menos que suceda algo que la detenga. El retorno, no
obstante existe, aunque sea un proceso también duro y difícil.
Rocío Gay
No hay comentarios:
Publicar un comentario