viernes, 17 de enero de 2014

ADICCION A LAS COMPRAS


La adicción a las compras es un impulso incontrolable para adquirir objetos inútiles o superfluos. La gratificación deriva, más que de la utilidad de los productos, del propio proceso de comprar. Este consumo, no planificado, excede de las posibilidades económicas del sujeto y le lleva a una prodigalidad en el gasto. De hecho, los derroches de dinero facilitan conductas de morosidad que están asociadas a este tipo de problema.

Los principales rasgos de esta conducta anómala son que se compra por comprar, que las compras son excesivas, que los objetos adquiridos son innecesarios y que el sujeto es consciente de ello, pero no puede refrenar el impulso.

De hecho, si pasa por la puerta de un centro comercial y no entra, sufre un síndrome de abstinencia, es decir, un estado de nerviosismo que sólo se calma cuando entra a comprar. Los adictos a la compra se sienten estimulados por el puro placer de comprar, de sacar la tarjeta de crédito y de sentir la excitación de las bolsas en la mano, así como de recibir la atención de los dependientes. Lo que pone en marcha esta excitación son las ofertas, los escaparates, estrenar algo nuevo, etc. El sentimiento de autoestima y de poder se satisface con esta conducta. Sin embargo, hay una pérdida de aprecio por los productos una vez comprados.

La mayoría de los afectados son personas en torno a los 30 años, que han empezado a comprar de esta manera en torno a los 18-20 años, con una importante sobrerrepresentación de mujeres (aproximadamente, 4 mujeres/1 hombre).

El problema se destapa y hay un reconocimiento del mismo cuando se dan una serie de circunstancias, como la imposibilidad de hacer frente a las deudas, los reproches de los seres queridos, una situación de bancarrota, etc.

El ciclo habitual de la conducta compradora adictiva es el siguiente:

a) estado de ánimo disfórico (tristeza, ira, nerviosismo)
b) excitación ante las expectativas de comprar
c) adquisición placentera de objetos superfluos
d) arrepentimiento y autorreproches por el dinero gastado y por la pérdida de control
e) repetición del ciclo para la superación del malestar. Suele haber intentos de resistir los impulsos, pero suelen ser habitualmente fallidos.

Las consecuencias de la adicción a la compra suelen ser muy negativas: deudas, problemas con la justicia (estafas, hurtos, etc.), ruina, deterioro de las relaciones interpersonales, soledad, divorcio e intentos de suicidio. De hecho, la depresión puede facilitar esta adicción, pero también puede ser una consecuencia de la misma.

ROCIO GAY PEREZ

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