El cigarrillo electrónico es un
dispositivo diseñado para reemplazar los cigarrillos de tabaco regulares en los
fumadores. El principio de funcionamiento es simplemente una batería eléctrica
que activa un mini-vaporizador, el cual convierte el líquido contenido en una
cápsula de vapor, imitando así el humo del cigarrillo real.
Las principales sustancias que contiene
el líquido son: propilenglicol (este compuesto tiene múltiple usos como por
ejemplo para productos cosméticos o como anticongelante para alimentos),
glicerina vegetal que se emplea en múltiples alimentos, nicotina en diferentes
dosis como opcional (por lo general entre 0 mg y 36 miligramos por mililitro),
sabores y aromas opcionales.
Si comparamos estos compuestos
con los incontables que presenta el cigarro convencional parece a priori que este nuevo método para
fumar supone un avance y puede resultar menos dañino.
Entre las ventajas que presenta
este tipo de dispositivo se encuentran principalmente dos: la ventaja económica
ya que supone una reducción en el gasto bastante importante (1 recarga equivale
a un cartón de tabaco que contiene 10 paquetes) y por otro lado, el “humo” que
expulsa, no afecta a los fumadores pasivos. Además presenta la posibilidad de
ir reduciendo los niveles de nicotina con lo que si nuestro propósito es dejar
de fumar finalmente podemos optar por 0 mg de nicotina.
Sin embargo, estudios recientes
demuestran que el cigarrillo electrónico está todavía por conocer y estudiar.
Un neumólogo muestra datos de un estudio que evaluó el impacto del uso de este
cigarrillo en la función pulmonar, durante 10 minutos, en pacientes no
fumadores y en fumadores sanos o con patología con obstrucción crónica de la
vía aérea.
Así, se comprobó que el
cigarrillo electrónico "aumentaba de forma inmediata la resistencia de la
vía aérea y disminuía su poder conductor del aire a través de la misma",
asegura Solano. Además, el efecto fue mayor en el grupo de no fumadores y
fumadores sanos.
Actualmente no existe regulación
alguna para la venta de este producto en España, salvo para menores de edad.
Sin embargo, en otros países, como Australia y Canadá, se ha prohibido su venta
completamente.
Carmen María Chica Jurado